lunes, 11 de mayo de 2009

El silencio vocifera.

Respiro, mi corazón late, estoy tranquilo
soy reflejo de la tormenta, soy sinónimo de hipocondría
las puntas tajantes de tus lanzas vocales,
atraviesan mi cuerpo, no pienso, mi corazón para.
Siento la necesidad de escabullirme entre mis pensamientos,
dejando al lado los sentimientos, crear una ruptura entre mí sí y mí no.
Más trivial aún, crear un consenso y vivir en paz,
aquella que se muda, cuando aparece tu voz, tus letras, tú.
Eres indeterminada, río que no se aprecia cesar, pero si tiene final.
desenvaina tu lengua y lanza punzantes compromisos falsos,
aquellos que atraviesan mi ser, mi espíritu, quebrantando mi totalidad.
Necesito escuchar, necesito leer de ti, beber de ti, para mí.
no lo hagas, no seas piedra en el agua, indiferente a la corriente.
solo porque no soy reflejo del arquetipo, sino el reflejo de lo fantástico,
no existe miedo, sólo sospechas, no vivo así, no soy feliz.
concebir esperanzas es tu trabajo, hacer ilusiones la mía,
deja de jugar, deja la insensibilidad, tu silencio mata y dice mucho
plétora de amor poseo, abundancia de inconsciencia es lo tuyo
liberate de aquel silencio y di lo que tienes que decir,
sana a quien tienes que sanar, que hoy está padeciendo angustia interminable
No calles, que mis oídos sufren, no calles, que mí corazón se acelera, no calles
que mi vida se escapa y yo inerte la observo, como se va con otra persona
No calles, que me matas día a día... ,
déjate amar, déjame amar, por un novelero loco de amor

Espero que otra vez mis palabras sirvan, para crear una nueva ilusión y tener un respiro consolador.

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